Sesión 2: Red Larch - Tumba de las piedras móviles
Nuestros aventureros volvieron a salir a los alrededores de Red Larch tratando de investigar los misterios y problemas que enfrentaba la pequeña comunidad de paso. Pasaron por el gran camino al norte para llegar a donde los rumores indicaban que se encontraba un sitio embrujado. Entraron a investigar alertando a un Half-ogre Geeraugh y su ayudante, un goblin llamado Mougra que emboscaban aventureros curiosos por las leyendas del lugar.
En el interior se encontraron con unas ruinas que parecían un edificio alguna vez elegante cubierto ahora por la arena y deteriorado por el tiempo. Ese edificio ahora convertido en un mausoleo olvidado estaba custodiado por el espíritu de un antiguo caballero con una lealtad y culpa que iban mas halla de la muerte. Les advirtió a todos que abandonaran el lugar pero una vez que los intrusos amenazaran con profanar y saquear el lugar intento disuadirlos a la fuerza.
Una vez que se retiraron del lugar fueron emboscados por Geeraugh y Mougra que fueron velozmente derrotados. Prosiguieron por Cairn Road por la pista que tenían acerca de los bandidos, eran un grupo numeroso pero no especialmente hábil y después de una cruel batalla dejaron en libertad al único superviviente con la promesa de entregarse a la justicia y no volver a caer en el crimen.
La noche había empezado a caer y decidieron volver a Red Larch por su merecido descanso, pero un temblor abrió un gran agujero en el centro del pueblo, un grupo de niños que estaba jugando en el centro del pueblo había caído por el agujero y pronto los aventureros se internaron en el pozo a rescatarlos, los niños se encontraban sanos pero la gente parecía tener desconfianza en que los extraños encontraran las ruinas que se encontraban debajo de la ciudad.
Intentaron encontrar pistas de lo que hay se encontraba pero una serie de accidentes termino provocando que dos habitantes de la ciudad pensaran que serían atacadas al ser forzados a acercarse al pozo, terminar incendiando un local al quemar con fuego la salida que ellos habían tomado y tapado con una carreta temiendo por sus vidas y observar a uno de los aventureros atacando el lugar desde el cielo con ataques mágicos.
Al ver que las cosas se habían puesto mal afuera decidieron investigar las profundidades tratando de entender que era lo que había pasado. Encontraron una edificación enana en la cual se ocultaba algo siniestro, celdas para atrapar intrusos, ratas devorando cadáveres, un grupo de matones y un enano con años petrificado fueron las primeras cosas que encontraron. Después de enfrentar a los matones encontraron a un niño llamado Braelen Hatherhand el cual se encontraba debajo de una gran roca.
El niño estaba asustado pero al mismo tiempo agradecido por los extraños, probando gustoso la comida ofrecida después de dos días completos sin probar bocado, pero angustiado por que su padre se enoje con él por estar libre de su castigo antes de tiempo.
Atraviesan el resto del calabozo para encontrar a un hombre viejo asustado por que provocaran "la furia de los delvers" y mostrándose desarmado, pero cae al suelo antes de poder dar si quiera una explicación. Entraron en la caverna principal, la tumba de las piedras móviles que se encontraban haciendo extraños patrones de movimiento. Exploraron un poco encontrando que "los delvers" eran los restos de enanos antiguos que probablemente habían construido el lugar. Pero antes de darse cuenta un derrumbe los llamo para darse cuenta de que si algo había estado ahí, no podrían seguirlo.
Al salir las cosas eran un desastre, algunos hablaban de que "los delvers" estaban enojados, otros que los aventureros habían atacado a propósito al pueblo y algunos incluso decían que la enfermedad de Roca Lanza los había vuelto locos. El joven Braelen Hatherhand hablo en su favor, se descubrieron los cadáveres de inocentes victimas con un extraño signo grabado en la frente pero aquello no había terminado de emparejar las cosas.
Se les pidió que se marcharan del lugar. Algo realmente extraño estaba sucediendo debajo y las autoridades del pueblo se encargarían, pero también eran supersticiosos y habían pasado demasiadas cosas malas para aceptarlo en una sola noche.
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