Después de derrotar a los piratas que se encontraban en Rivergard los aventureros se sintieron confiados e iniciaron su viaje a la Torre de la Luna Escarlata para intentar hacer otra incursión contra el culto de la llama eterna, el viaje no fue demasiado largo y al anochecer llegaron a su destino
Al llegar a la Torre de la Luna Escarlata pudieron notar a la distancia una gigantesca pira de llamas en la entrada de la torre lo cual solo podía significar que sus enemigos habían encontrado el túnel que lo conectaba con su templo y que estaban retomando la torre desde adentro. Afortunadamente tenían el elemento sorpresa por lo cual pudieron terminar rápidamente con el vigía y su grupo de bugbears de respaldo.
Una vez dentro se encontraron que la entrada estaba de vuelta custodiada por un grupo de hobgoblins que se protegían con una barricada de los ataques contrarios. El guerrero enano que les acompañaba se vio sorprendido al darse cuenta que ese lugar tenía que ser la fortaleza perdida de Belsimer y que estaban por entrar a lo que en algún tiempo fue una forja consagrada al dios Moradin. Cruzaron por la habitación llena de columnas que se prendían en fuego rápidamente, antes de que las llamas los alcanzaran derrotando a dos reclutas nuevos que custodiaban el cuarto y se adentraron al pasillo principal del templo de la llama eterna, el cual estaba completamente iluminado por antorchas de llama eterna. En aquel pasillo podían ver un pequeño pasillo cercas de donde entraron, dos pequeños caminos al final del gran pasillo y lo que parecía la entrada a una sala realmente importante al tener unas entrada de veinte pies de ancho.
Confiados en sus fáciles victorias entraron a la gran sala para encontrar a un grupo de Eternal Flame Guardians y un Razeblast vigilando a varios Azers y salamandras que estaban siendo obligados a trabajar en la profanada forja sagrada. Todo ello bajo la supervisión de un poderoso Efreeti que con planes de expandir su reino con ayuda de aquellos humanos tan dispuestos a estar bajo su servicio. Los aventureros no sabían a lo que enfrentaban pero el Efreeti curioso por los extraños creo un muro de fuego ilusorio detrás de ellos para ver si le reconocían realmente como un peligro o pelearían inútilmente.
Los guerreros de la Flama Eterna rápidamente empezaron a atacar a los intrusos y durante aquella distracción los azers y salamanders esclavos del sultán aprovechándose de la situación. Sin estar seguros de que era aquel ser que ahora era atacado por otros elementales de fuego decidieron descargar todo su poder contra él. Desafortunadamente esto no logro acabar con él y estaría dispuesto a hacer ver su error a los aventureros al crear un muro llameante justo donde estaban peleando y salir tranquilamente del lugar mientras dejaba elementales de fuego para matar en castigo a sus prisioneros.
Dos de los guerreros quedaron atrapados en el muro llamante peleando contra aquellos guardianes que no parecían inmutarse por el hecho de que estar todo alrededor de ellos encendido en llamas e incluso aprovechar lo mismo para agarrar a uno de ellos y evitar que escaparan de las llamas del Efreeti. El guerrero confiando en sus compañeros le estarían curando con magia no intento liberarse para concentrar toda su fuerza en golpear sus captores, pero pronto resulto que era mayor el daño que recibían del que podían curar. Los enemigos se veían cada vez más débiles por los ataques, pero cuando parecía que estaban a punto de desfallecer, estos explotaron en llamas golpeando con esquirlas de metal ardiente y llamas a todos los cercanos.
Una vez que el muro de llamas se disipo, solo una salamandra estaba de pie, el único superviviente de la batalla y rápidamente salió corriendo en busca de libertad. Los aventureros se encontraban realmente debilitados después de aquella batalla, pero sentían que aún tenían fuerzas para continuar, decidieron dar marcha atrás y examinar uno de los pasillos que habían dejado atrás encontrando una serie de puertas a los lados de un largo pero estrecho pasillo. La pícara criminal decidió ir a investigar mientras sus compañeros se quedaban atrás para tener una oportunidad de atrapar por sorpresa a cualquier peligro que pudieran encontrarse y para facilitarse las cosas uso algo de magia para volverse invisible.
Al acercarse a escuchar noto que detrás de las puertas se encontraban personas orando en una extraña lengua que no comprendía, aquello era mala señal pero su curiosidad era grande y decidió explorar las puertas. Pero algo salió mal y justo cuando estaba por examinar las últimas escucho que unos pasos se acercaban a la puerta y termino por ser abierta por un guardián que salía a hacer su ronda. Estaba a punto de salir del pasillo y encontrar la escena que habían dejado en la fundición por lo cual con ansiedad le ataco esperando matarle y que no llamara la atención de los demás, pero su golpe no fue suficiente para derribarle.
Los otros cultistas salieron de entre las puertas poderosos hechiceros del culto conocidos como furias llameantes (Flamewraths) y antes de darse cuenta estaban siendo bombardeados por firebolas, los primeros ataques habían dejado inconsciente a alguien y otro ataque como ese podría traer muchas más bajas, tenían que escapar. Usando un scroll mágico invocaron un muro de agua que procedieron a congelar para evitar ser seguidos y luego escapar por donde habían venido. Aun no estaban listos.
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