Aun después de haber derrotado a los piratas que se encontraban en Rivergard, los avistamientos de monstruos y bandidos en el rio no habían disminuido en lo más mínimo. Lo último que habían escuchado de los causantes de tal desastre es que pertenecían a algún extraño culto por lo cual la familia tendría que recurrir a medidas drásticas para asegurarse que nadie se metería en sus negocios. Llamaron a un asesino, entrenado en el arte del engaño y la traición, para que acompañara a sus miembros activos en la región esperando que pudiera obtener información valiosa para quitarlos de su camino y con suerte destruirles. Era momento de volver, limpiar el problema de raíz, era momento de volver a Rivergard Keep y explorar lo que se encontraba debajo.
No tuvieron muchos problemas para llegar al puesto de vigilancia de los piratas, pero rápidamente se dieron cuenta de que el lugar contaba con vigilancia y a diferencia de la primera vez las puertas se encontraban cerradas. Los demás estaban pensando en cómo entrar cuando el asesino camino directamente a las puertas pidiendo hablar con su líder y sobornando su entrada con los guardias. Su naturaleza codiciosa les llamaba y rápidamente permitieron entrar al extraño que parecía estar solo aun que estaba respaldado por aventureros que se encontraban invisibles. Pero las primeras sospechas aparecieron cuando un par de Fathomers observaron al extraño interrogándolo mientras realizaban un hechizo que le impidiera mentir con facilidad (Hex) y producir daño si había problemas, aun así su lengua afilada logro dejarlos dudosos pero rápidamente el oro y promesas de mayor poder les hizo hacerse de la vista gorda retirándose del lugar.
Una vez que se aseguró que nadie más lo estaba observando y de preguntar cuál es el camino que debía tomar rápidamente asesino a su escolta mientras que sus compañeros salieron de su invisibilidad para atacar al otro. Aquello no había durado mucho y sin remordimiento tiraron los cadáveres en el pequeño puerto interno de la fortaleza que les llevaría al rio subterráneo que ocultaba el lugar. Tomaron uno de los barcos cercanos y remaron hasta la puerta de hierro que tenía el símbolo del culto del agua.
Estaban a punto de abrir la puerta cuando el agua empezó a subir y entrar al bote, el agua continuaba subiendo más y más hasta rebasar lo que podía contener el bote pero el agua siguió subiendo hasta que vieron una extraña masa de agua amorfa sobre el cual flotaban los dos cadáveres que habían arrojado. El agua fácil doblaba la altura de los aventureros y la corriente empezó a girar golpeándoles, aplastando al clérigo contra las paredes como si el agua le estuviera estrangulando. Aquello continuo por momentos desesperantes mientras el clérigo luchaba por intentar respirar pero sus compañeros lograron derrotar al elemental de agua el cual simplemente cayó al suelo como un globo de agua explotando.
Una vez abierta la puerta empezaron a navegar por el rio subterráneo, aunque en un momento les pareció ver cadáveres en el fondo del agua pero no les dieron importancia hasta que estos empezaron a golpear el bote derribándoles y atacándoles durante la confusión en el agua, pero el clérigo con unas pocas palabras los redujo a cenizas. Acomodaron el bote y continuaron navegando por varios minutos en la obscura caverna, sintiendo un ligero pero constante declive que los llevaba cada vez más profundo.
Llegaron a un lago subterráneo y gracias a la visión en la obscuridad de alguno de sus miembros detectaron lo que parecía ser parte de una antigua construcción a unos metros escalando por los muros. Se encontraron con más piratas pero al tomarles por sorpresa tuvieron poco tiempo de reaccionar antes de que los mataran a todos menos uno. Necesitaban información de quien y donde se encontraba su líder. Descubrieron que los piratas estaban bajo el comando de alguien llamado Eyon, que los líderes de aquel lugar eran una bruja (sea Hag), un mago con un solo ojo llamado Morbeoth, que había una tortuga gigante y que la persona que ordenaba sobre todos los demás era un hombre azul con una gigantesca pinza de cangrejo, Gar Shatterkeel. En cuanto pareció que no podía dar más información el asesino le dijo que se podía marchar y le mato en cuanto salió de la habitación.
Avanzaron por el camino marcado desviándose para atacar a enemigos que estuvieran distraídos, hasta que llegaron a lo que parecía ser una especie de mercado donde los piratas comerciaban los bienes robados. Empezaron a observar las cosas confiados cuando un grupo de celtistas que se encontraban escondidos tocaron un gong alertando al dueño del lago, la juvenil tortuga dragón Bronzefume quien salió sorprendiendo a los aventureros que nunca habían visto una criatura como esa y tirando todo lo que tenían para derribarle mientras la criatura avanzaba lentamente lanzando terribles chorros de agua hirviente. La criatura recibió mucho daño muy rápidamente pero su velocidad en tierra no era la mejor así que no tenía más opción que intentar comerse a los aventureros mientras llegaban refuerzos, pero aun con ayuda no podía contra todos los ataques mágicos de alto poder que recibía y cayó al suelo para luego seguir recibiendo ataques, nadie quería asegurarse de que despertara.
Los aventureros estaban cansados, habían agotado casi todos sus recursos pero sabían que no habían terminado, deseaban volver a casa pero el asesino que les había llevado les insistió en que esto nunca terminaría si continuaban retirándose. Inmediatamente después de eso camino al frente donde se encontraba una gigantesca puerta de piedra con el mismo símbolo que antes y al acercarse a escuchar su instinto le dijo que algo estaba mal y de un salto evito una explosión que había ennegrecido el suelo, abierto las puertas de golpe mientras el eco aun retumbaba por todo el templo. En ese lugar se encontraba el profeta del agua y un sequito de lizardfolks.
Les comento que los había estado observando, en especial al clérigo de la naturaleza tratando de convencerle de que el mundo volvería a su verdadero estado natural cuando el agua lo arrasara todo, pero una vez que era obvio que no lo convencería, lanzo poderosas ráfagas de hielo y frio mientras guardaba distancia. Eso evitaba que llegaran hasta el pero flechas y magia lo golpearon antes de decidir que lo mejor sería pelear otro día. De un salto entro al agua intentando refugiarse en las profundidades pero uno de los guerreros salto detrás de él y aun con desventaja le acertó con su jabalina haciendo que desapareciera en una nube de agua negra, dejando su arma y la garra en el agua.
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